Moisés, un joven emprendedor de 26 años, lidera actualmente Churros Peñacorada, un negocio que comenzó en 1981 como el sueño de sus abuelos para dar una vida mejor a su familia.
Bajo su dirección y la de su hermano, lo que inicialmente era una única churrería ha crecido hasta convertirse en una estructura de nueve food trucks y un obrador central que funciona como base de operaciones, según ha desvelado en el podcast de Eric Ponce.
Para él, este oficio no es simplemente una inversión económica fría, sino una tradición profundamente emocional que define su historia personal y la de su barrio.
En cuanto a la viabilidad económica, Moisés explica que una churrería media suele facturar “entre 30.000 y 60.000 euros al año". Aunque el volumen de ventas depende totalmente de la ubicación y la temporada —llegando incluso a los 120.000 euros en zonas costeras—, la cifra de 60.000 euros es un estándar para puestos fijos bien establecidos.
Tras descontar gastos de personal y suministros, el negocio ofrece un margen de beneficio neto cercano al 25%, lo que supone unos 15.000 euros limpios anuales por unidad.
La rentabilidad del producto estrella es excepcional, ya que producir un solo churro tiene “un coste de apenas 1 o 2 céntimos”. Teniendo en cuenta que el precio de venta al público oscila “entre los 28 y 30 céntimos”, el margen es masivo, permitiendo recuperar una inversión inicial de unos 20.000 euros en un año como máximo.
Después del churro, las porras y el chocolate artesanal son los productos que más beneficio aportan, contrastando con las cañas rellenas que, debido a su compleja elaboración manual, apenas dejan margen de ganancia.
A pesar de estos números atractivos, el negocio es extremadamente sacrificado y depende de una estacionalidad muy marcada, con picos de venta en diciembre y enero.
Actualmente, el grupo cuenta con siete empleados fijos, y Moisés destaca que la gestión del personal es el desafío más complejo, especialmente para cubrir las intensas colas de los domingos por la mañana.
Para Moisés, el éxito reside en el sentimiento y la nostalgia que transmiten sus productos, algo que lo impulsa a levantarse cada día a las 6 de la mañana para honrar el legado familiar.
