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En la rica tradición culinaria de Cataluña, existen platos que han sobrevivido al paso del tiempo como pequeños tesoros familiares. Recetas sencillas, nacidas de la necesidad, que hoy se redescubren como símbolos de identidad y autenticidad. Uno de esos platos es, sin duda, las farinetes, un almuerzo humilde, pero lleno de alma, heredado de las gentes de montaña que supieron hacer del ingenio una forma de cocina.

Las farinetes son una papilla espesa elaborada a base de harina, agua y sal. A primera vista, su sencillez puede parecer extrema, pero basta una cucharada para entender por qué este se convirtió en un clásico de las comarcas más frías del territorio catalán. En tiempos en los que la despensa era limitada y el invierno se hacía largo, estas ofrecían calor, energía y consuelo.

Dependiendo de la zona, la harina podía ser de trigo, maíz o castaña, reflejo de los recursos que ofrecía cada territorio. El proceso de elaboración era lento y paciente: remover sin pausa hasta lograr una textura cremosa, homogénea y sin grumos. Y aunque la base era sencilla, el resultado podía transformarse en una auténtica fiesta si se añadían trozos de panceta, butifarra o queso, ingredientes que aportaban un contraste delicioso entre la suavidad de la masa y la intensidad de los acompañamientos.

Comida de supervivencia

Durante generaciones, las farinetes fueron el sustento de las familias que vivían en las zonas rurales y montañosas. No solo eran un plato barato y nutritivo, sino también una fuente de energía perfecta para afrontar las largas jornadas de trabajo en el campo o en el bosque. Con el tiempo, la modernidad y la abundancia las relegaron a un segundo plano, pero su espíritu sigue presente en la memoria colectiva.

Hoy, en pleno auge del interés por la cocina tradicional, reaparecen en algunos hogares y restaurantes, que apuestan por rescatar el sabor de la autenticidad. Prepararlas no requiere grandes habilidades, pero sí paciencia: el fuego debe ser lento y el movimiento constante. El resultado se puede servir de múltiples formas: con un toque de aceite de oliva virgen, un poco de queso fundido o panceta crujiente, logrando una combinación irresistible de texturas.

Receta de las farinetes

Esta es la receta de las farinetes, para cuatro personas:

  • ¼ Kg de harina de almorta (hoy se sustituye por 50% harina de trigo y 50% de maíz para evitar la toxicidad).
  • 150 gr de tocino.
  • 4 dientes de ajo.
  • 1 litro de agua o caldo.
  • 2 rebanadas de pan del día anterior.
  • Sal y aceite de oliva.



Cortar los ajos pelados en láminas, el tocino en tiras y el pan en cuadraditos. Dorar todo en la sartén. Sacar y reservar en un plato. En la misma sartén llevar a ebullición el agua o el caldo. Añadir sal y la harina lentamente sin dejar de remover. A medida que va espesando se le añaden cucharadas del aceite en el que hemos frito todos los ingredientes. Se deja cocer unos 15-20 minutos y cuando la masa esté dorada, añadimos los ajos, el tocino y el pan (xixorrites), mezclando todo bien y dejando cocer unos 5 minutos más. En la actualidad, son muchos los cocineros que están recuperando este plato tradicional, reivindicando el valor culinario de esta antigua vianda y enriqueciéndola con ingredientes locales muy apreciados, como la trufa.

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