Sopa tradicional catalana

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Gastronomía

Mejor que la de tu abuela, esta es la receta de la sopa ancestral catalana: "Esta es la mejor sopa que hay"

La asociación de radios públicas de EE.UU. (NPR) eligió este plato tradicional catalán como una de las 12 mejores sopas curativas del mundo

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En lo profundo de las montañas del Pirineo catalán se esconde una joya gastronómica que ha traspasado fronteras y épocas. Y es que este guiso milenario, transmitido de abuelas a nietos, de generación tras generación, ha sido redescubierto como un verdadero elixir de bienestar.

Con apenas unos ingredientes cotidianos que cualquier cocina modesta puede albergar, esta sopa ha sido venerada durante generaciones como un remedio infalible frente al frío, los resfriados y el cansancio. Su simplicidad es su mayor poder: un abrazo líquido que nutre cuerpo y alma, despertando recuerdos de infancia y aportando una sensación de confort.

Tradición, rusticidad y salud en cada cucharada

Originaria del Pallars Jussà, en la comarca de la Vall Fosca (Pallars Jussà, provincia de Lleida), esta elaboración se prepara desde tiempos inmemoriales en las cocinas de leña, donde generaciones han experimentado su magia curativa.

En un breve vídeo viral filmado en Casa Leonardo, una veterana cocinera local mostraba paso a paso cómo recrear este plato sencillo pero poderoso: la sopa de timonets (o sopa de tomillo).

El reconocimiento cruzó océanos y llegó al otro charco. De esta forma, dicha sopa fue destacada a nivel internacional, después de que dos periodistas viajaran expresamente a la región con el fin de captar la esencia de este plato ancestral.

"Esta es la mejor sopa que hay", asegura con firmeza Angeleta en el vídeo que ha dado la vuelta al mundo, grabado en una cocina de leña económica.

Éxito viral que rescata raíces

Lo cierto es que la fama de esta humilde sopa ha cruzado fronteras y ha logrado un reconocimiento internacional inesperado: NPR (Radio Nacional Pública de Estados Unidos) la incluyó en su lista de las 12 mejores sopas curativas del mundo. Todo gracias al interés de dos periodistas freelance residentes en Barcelona, el francés Matteu Fogotto y la italiana Matilde Gattoni, quienes quedaron cautivados tras degustarla durante su visita a Casa Leonardo.

"Llevamos también el bar de Senterada, pero allí no hacemos menú. La cocinamos a veces, pero no todos los días, en la casa rural. Ellos la probaron allí", recordaba Font. "Se enteraron de que la cadena buscaba 12 sopas curativas, le propusieron la de tomillo y la cadena la seleccionó y les encargó el reportaje", explicaba la responsable del alojamiento rural.

Para mantener la esencia de la receta, la grabación se realizó en la cocina de leña, el lugar donde tradicionalmente se prepara. Font admitía que todo empezó de manera espontánea: "Se me ocurrió grabarlo y subirlo a internet, sin ninguna pretensión".

El impacto fue inmediato: al día siguiente el vídeo ya había alcanzado 130.000 reproducciones y, en menos de un mes, superó el millón. Desde Casa Leonardo aseguraban que la cifra continúa creciendo día tras día.

Más allá de la repercusión mediática, la receta encierra una sabiduría popular que conecta con la idea de alimento como medicina. "Si no te encontrabas bien, una sopa de tomillo siempre te arreglaba el cuerpo", subraya Font, recordando el valor reconstituyente de estos platos sencillos, hoy relegados en una alimentación contemporánea marcada por el ritmo frenético y el consumo rápido.

La fuerza de su popularidad podría residir en su capacidad para despertar cierta nostalgia y conexión emocional: un plato convertido en puente entre el pasado y el presente.

Para Mireia Font, responsable de Casa Leonardo, el secreto del fenómeno radica en la nostalgia que despierta: "Creo que se ha hecho viral porque a la gente, en este mundo cada vez más acelerado e industrializado, le recuerda su infancia y cómo se comía antes".

Esa conexión con lo ancestral se refuerza especialmente con la presencia del pan, ingrediente esencial de la receta, y con ciertos detalles integrados en el proceso de elaboración. Antes de cortarlo, por ejemplo, Angeleta le hace la tradicional cruz, un gesto cargado de simbolismo que evoca épocas en las que este alimento era considerado "sagrado" en los hogares españoles, sobre todo tras la posguerra.

Ingredientes humildes, sabor inmenso

La lista de ingredientes habla de una cocina de subsistencia, generosa y austera a la vez:

  • Agua o, para mayor intensidad, caldo vegetal.

  • Pan duro, preferiblemente rebanado fino.

  • Aceite de oliva virgen extra.

  • Sal y pimienta.

  • Ramitas frescas (o secas) de tomillo, conocido localmente como "timonet".

  • Huevo (opcional, pero apreciado por su aporte nutritivo y textura).

Variantes caseras, según cada hogar, incluyen ajo picado o triturado al final, e incluso usar pan seco y tomillo seco; aunque se recomienda pan fresco y tomillo con aroma para potenciar el sabor.

Elaboración: una receta sencilla y reconfortante

  1. En una sartén justa, dorar ligeramente el pan con un hilo de aceite hasta que adquiera un leve tono dorado.
  2. Mientras, hervir agua y sumergir en ella el tomillo para preparar una infusión fragante y herbal.
  3. Añadir el pan tostado al caldo aromático, sazonar con sal y pimienta, y dejar reposar para que el pan absorba todo el sabor.
  4. Si deseas, puedes escalfar un huevo directamente en esta sopa, dejándolo cocer suavemente hasta que se funda con el caldo.

Este plato, humilde y emulando casi un ritual, despierta los sentidos con su aroma a campo, con la calidez del pan y la fragancia del tomillo montañés.

Beneficios más allá del sabor

Este caldo ancestral no solo conforta: el tomillo es conocido por sus propiedades digestivas, expectorantes, antiinflamatorias y tónicas. En tiempos de gripe o cambio de estación, una cuchara de esta sopa parece un bálsamo para el cuerpo.

Tal y como afirmaban desde la propia Casa Leonardo, "este plato tradicional ha sido durante siglos el mejor remedio natural para combatir resfriados y reavivar el cuerpo".

Además, es una receta de aprovechamiento perfecta para evitar el desperdicio: se elabora con pan duro y hierbas que suelen crecer de forma silvestre, sin necesidad de ingredientes exóticos ni elaboraciones complejas.

Símbolo de resiliencia y sabiduría ancestral

Esta sopa tradicional catalana ahonda en las raíces, la salud y la tradición culinaria. Su popularidad reciente ha recordado como un plato humilde puede ascender a la categoría de símbolo cultural: una receta sencilla que devuelve el calor del hogar, sana en su esencia y enamora por su autenticidad.

Hoy, esta joya culinaria del Pirineo catalán se reivindica como un legado nutritivo con reconocimiento internacional.

Para quien busca una experiencia que reconcilie tradición, sabor y bienestar, esta sopa, más allá de representar un plato típico, se alza como una medicina ancestral líquida, lista para curar y reconfortar, además de nutrir.