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En el Hospital Sant Antoni Abat se ha servido últimamente más polémica que café. La decisión de limitar el horario de la cafetería en este centro de salud ha sido el detonante de un fuego mayor: el Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) ha decidido dar un paso atrás y preparar su salida del Consell Rector del Consorci Sanitari Alt Penedès-Garraf.

Detrás de este gesto no hay tanto un desacuerdo sobre horarios, sino sobre las formas. Olga Farré Lladó, a cargo de la gerencia de dicho consorcio, habría tomado la decisión sin diálogo previo ni votación, lo cual ha hecho hervir los ánimos.

Desde fuera, las sensaciones han sido demoledoras: el consorcio se gestiona más como un despacho cerrado que como un servicio público compartido.

Y así, una simple cafetería se ha convertido en símbolo de algo mayor: de un malestar acumulado, de decisiones que bajan en cascada sin escuchar al territorio y de una gestión que, paradójicamente, parece cada vez menos cercana a la gente a la que debería servir.