Nos dejó el ilustrador norteamericano Drew Struzan (1947 – 2025), brillante cartelista cuyas obras ha visto todo el mundo sin saber quién las había creado. Hablo de películas como las de La guerra de las galaxias, las de Indiana Jones o las de Regreso al futuro. O, ya fuera de las sagas, Hook, E.T., La cosa o Los Goonies. Se trata siempre de dibujos muy fieles a la realidad, en los que los rostros de los protagonistas muestran un tono hiperrealista y en los que suelen incluirse momentos definitivos de la trama. Y, sobre todo, se trata de carteles que dan unas ganas tremendas de ver las películas que representan.
Nacido en Oregon City, dentro de una familia tirando a pobre, Drew Struzan estudió Bellas Artes, aunque sabía perfectamente que el arte no suele hacer rico a nadie. Iba para pintor, pero acabó consagrado a los carteles de cine (más de doscientos llegó a dibujar para Hollywood) para llegar a fin de mes. Las cosas no le iban muy bien hasta que se cruzó en su camino George Lucas, que apreciaba su trabajo y lo contrató para un empleo que le duró prácticamente hasta el final de su carrera (aunque andaba medio retirado desde finales de los 90, cuando los efectos especiales por ordenador, primero, y la Inteligencia Artificial, después, se convirtieron en sus verdugos, haciéndole sentir que lo suyo estaba anticuado y a un paso de la obsolescencia).
El primer encargo del papá de Star Wars consistió en diseñar el logotipo de su empresa de efectos especiales Industrial Light & Magic. Drew Struzan nunca recurrió al ordenador para llevar a cabo sus carteles. Como hombre chapado a la antigua, afortunadamente para sus fans, entre los que me incluyo, siempre le bastó con lápices y pinceles para ilustrar sus encargos. Su única concesión a la modernidad fue usar el aerógrafo, del que se convirtió en un maestro. Cuando sus buenos tiempos empezaron a quedar atrás (de la manera más injusta posible), nuestro hombre se entretuvo dibujando treinta sellos de correos sobre estrellas de Hollywood que daba gloria verlos: el tipo, en carteles o sellos, siempre clavó la cara de los actores. Previamente, había compatibilizado el diseño de carteles con el de álbumes de música pop. Por su culpa estuve a punto de comprarme el disco de Alice Cooper Welcome to my nightmare, aunque nunca me han interesado gran cosa las canciones del señor Vince Furnier, en arte Alice Cooper.
En 2013 se produjo un documental sobre Drew Struzan titulado Drew: the man behind the poster, en el que aparecían cantando sus maravillas personajes como Steven Spielberg, George Lucas, Benicio del Toro o Harrison Ford. La muerte le alcanzó después de varios años sometido a la tortura del Alzheimer. Le echaremos de menos en este mundo de carteles sin alma alguna, fabricados en laboratorio.
