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El periodista norteamericano Michael Wolff no soporta a Donald Trump. Por eso publicó hace unos años el ensayo Fire and fury (Fuego y furia), en el que fabricaba un bonito retrato (o un traje de torero, según se mire) del personaje a través de doscientas personas que lo conocían y le daban a Wolff su opinión y le contaban historias. A Trump le sentó como un tiro y dijo que el periodista se lo había inventado todo, que es lo que suele decir cada vez que se sabe algo que no lo deja en muy buen lugar.

El señor Wolff cuelga ahora en Instagram (400.000 seguidores) unos breves vídeos sobre su ser humano favorito que nos van muy bien a los que detestamos a Trump para alimentar nuestro odio. Una sección que podría titularse Las cosas del Donald. El último que he visto iba sobre el secretario de defensa (o de guerra, según la nueva denominación del señor presidente), Pete Hegseth (Mineápolis, 1980), y explicaba, con el sentido del humor habitual, el discurso indignante que les soltó hace unos días a unos 800 generales y almirantes reunidos en Quantico, Virginia (sí, donde están la sede central del FBI y su academia). Por lo que pude ver en televisión del chorreo del señor Hegseth, la cosa era, ciertamente, para matarlo.

Como dijo Wolff en otro de sus videos, Trump solo elige a sus secuaces entre los seres humanos que son más tontos que él, y con Hegseth lo ha vuelto a hacer. Ver a un expresentador de Fox News cantándoles las cuarenta a los altos mandos del ejército y la marina (previamente, Trump había soltado un discurso breve y casi amistoso, para que luego su adlátere los cogiera por sorpresa) te recordaba lo atrevida que es la ignorancia: no sé cómo no le dispararon en el acto. Sí, Hegseth tiene experiencia militar (estuvo con la Guardia Nacional en Irak y Afganistán, y hasta le cayeron un par de medallas, pero nunca pasó de capitán), pero, ¿basta con eso para poner en duda la eficiencia de 800 altos mandos? Es evidente que él cree que sí.

Pete Hegseth es de ascendencia noruega y tiene pinta de machacarse en el gimnasio. Eso debió influir para que Trump lo enviara a decirles a los generales que no quería ni gordos ni maricones en el ejército, ¡y mucho menos trans! O que las mujeres, nada de entrar en combate, que son unas flojas. Según él, los militares se han rendido ante lo woke, promovido, claro está, por Joe Biden y los demócratas en general (también les acusó de haber fabricado el covid, además de inventarse el calentamiento global).

Para que el liberal (o sea, antiamericano) Wolff vea que no es el único que sabe escribir, el bueno de Pete ha publicado varios libros, destacando entre ellos American Crusade: Our fight to stay free (Cruzada americana: Nuestra lucha por conservar la libertad), donde este patriota de piedra picada concentró lo más granado de su pensamiento troglodítico. El señor Hegseth pasó por Marco Rubio y Ted Cruz antes de llegar a Donald Trump. Otro converso del modelo Por el interés te quiero Andrés. Ahora es el favorito del Donald y el Maga Man por excelencia. ¿Su sueño? Convencer a sus compatriotas de que Estados Unidos es una república constitucional, pero no una democracia, ya que eso es una cosa infecta propia de europeos, homosexuales y europeos homosexuales. Paciencia, amigos.