Los fondos propietarios del Hotel Arts van muy fuertes. GIC y ABP, o lo que es lo mismo, el fondo soberano de Singapur y la gestora de Países Bajos, aprietan para consumar su pelotazo en el Frente Marítimo de Barcelona.
Los dos vehículos están presionando para lograr quedarse con una parcela del litoral de la Ciudad Condal en primera línea de mar. Y lo cierto es que no siempre lo hace con las mejores artes. Ejemplo de ello es el escamoteo de más de diez millones de euros a Patrimonio del Estado por no haber desalojado completamente a los operadores actuales.
En otras palabras: los dueños del Arts quieren el litoral limpio de negocios. Para luego, se entiende, construir su proyecto. No se cortan en no pagar --por completo-- por la adquisición de la parcela, pese a que Patrimonio ha sido su socio, a quien se la compraron.
Un ejemplo dudoso de huella económica de unos fondos que deberían ser más cuidadosos con el dinero público.
