Dos ‘fugados’ a Andorra han recuperado el control del Vivero, el mejor beach club de Cataluña, en Sitges. Se trata de Nacho Soler y su pareja, refugiados en el Principado pirenaico tras una insolvencia culpable —concurso de acreedores— del que resultaron señalados.
La vuelta al timón del negocio se ha producido pese a que la quiebra fue declarada como negligente y culpable por el juzgado mercantil nº 10 de Barcelona, debido al desfalco de unos 172.000 euros, y a que la sentencia aún no es firme. En el Registro Mercantil se observa que, mientras Soler está inhabilitado para operar negocios, su pareja—no inhabilitada aún—ha reasumido la administración del club, pendiente de una sentencia definitiva.
Soler no es novedad en estas controversias: ya en 2017 inauguró el mayor Café del Mar del mundo en el Port Fòrum de Barcelona, cuyo ciclo empresarial terminó también en concurso culpable, con evidencias de contabilidad cruzada con el Vivero Sitges. Desde Andorra, Soler ha permanecido prácticamente fuera del alcance de sus acreedores: incluso el Tribunal Supremo confirmó la incautación de 1,8 millones de euros, sumas que no pudieron ser cobradas.
