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El nombre de Toni Soler está vinculado a TV3, cadena a la que le ha facturado varios millones de euros durante años con varios de sus programas de humor de nicho, una propuesta faltona en especial con todo lo que tiene que ver con España y sus tradiciones.

Especialmente abultado fue el negocio de las productoras de Soler con TV3 durante los años del procés, en los que la cadena supuestamente pública y al servicio de todos los catalanes (la más cara de España, por cierto) tomó partido por el nacionalismo gobernante.

Por sus programas han pasado, además, varios de los llamados bufones del independentismo durante estos años, mientras otros han aprovechado esta catapulta para abrirse mercado en la misma línea. Pero el colmo del despropósito es que el nombre de Soler suene como una de las figuras de la nueva La 2 en catalán.

Lo suyo es vivir a costa del contribuyente.