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Ni jugadores inscritos ni estadio habilitado para jugar. A dos semanas del inicio de la competición, el Barça de Joan Laporta sigue con más promesas que certezas.

Es la tónica del presidente desde que recuperó la vara de mando. Mucho ruido y pocas nueces. La mentira más flagrante es la del regreso al Camp Nou. Intramuros, los arquitectos siempre han sostenido que era inviable en los plazos anunciados, pero Laporta ha vendido otra cosa a la parroquia.

Por no hablar de los problemas para inscribir jugadores, que han dinamitado fichajes como el de Nico Williams, y que tantos quebraderos de cabeza dieron al club la pasada temporada. Por si fuera poco, el club tiene hoy más deuda y menos patrimonio. Y las secciones solo generan pérdidas.

Por lo menos, en fútbol, la pelota entra...