El festival Alma Occident de Barcelona cerró ayer otra edición con cerca de 70.000 espectadores. La cita veraniega de la cultura chic ha logrado fidelizar al público barcelonés y al visitante con una apuesta por la música cuidada y el trato razonable con el cliente.
El certamen abrió a finales de junio con Wilco y cerró ayer con Julieta Venegas y Rita Payés. En total, han sido 20 días de conciertos en los que en algunas ocasiones ha habido apuestas por un cartel doble.
Ese producto lo valora el espectador barcelonés. El Alma ya se ha convertido en nueva referencia de la música de calidad durante el estío. Es el lugar al que acude el barcelonés tranquilo a disfrutar de las canciones de siempre.
Y eso es de reconocer al equipo de Martín Pérez. El fundador de Concert Studio ha logrado levantar casi a pulso un festival pese a la feroz competencia de las grandes empresas y fondos de inversión. Ahora busca un socio estratégico, sí, pero tiene que ser un partner con alma, tal y como describió él mismo en una entrevista con Crónica Global.
Antes, la empresa ha tenido que superar la dificultad de ser prácticamente expulsado de su ubicación de siempre, los Jardines de Pedralbes. Pese a esa dificultad --los gestores premiaron a Juli Guiu--, Concert Studio no solo ha aguantado el festival, sino que lo ha relanzado con una nueva localización.
Toda una machada de Pérez y su equipo.
