ERC tumbó sin aparente explicación el decreto del Govern que iba a recortar al enorme distancia que separa a Cataluña del resto de España y del resto de Europa en materia de energías renovables. El texto aprobado por el Govern en el Consell Executiu hace más de un mes estaba acordado con los republicanos, y de forma sorpresiva comunicaron, el jueves, que sus votos no lo iban a convalidar
El motivo no fue otro que el profundo enfado que pretende escenificar la formación que preside Oriol Junqueras en relación con el acuerdo por la financiación singular alcanzado el pasado lunes entre la Generalitat y el Gobierno de España, que en un principio pareció satisfacerles pero luego, tras leer la letra pequeña y atender a las profundas críticas recibidas por parte de Junts, ya no.
Exigen que la nueva financiación catalana incluya todos los puntos del acuerdo firmado para la investidura de Salvador Illa, incluido el principio de ordinalidad y la salida de Cataluña del régimen común de financiación autonómica. Y se han plantado. Han amenazado con ni siquiera negociar unos presupuestos que necesitan de sus votos para salir adelante, y el primer paso fue tumbar el decreto.
Más allá de ser un gesto infantil y de tener poca palabra, porque no había ningún impedimento ideológico para entorpecer la convalidación del decreto, es una medida de presión habitual en los distintos parlamentos. Un canjeo de voluntades politicas que el Govern, por ahora, no podrá cobrarse. Lo volverán a intentar en septiembre, aseguran, pero primero deberán pararle los pies a ERC.
