
Fernando Aldecoa, director general de PortAventura World, ante uno de los hoteles del parque
El director general de PortAventura World, Fernando Aldecoa, deberá esmerarse más si cabe para desactivar el conflicto que ha paralizado la venta de entradas en el resort de ocio y vacaciones situado entre Vila-seca y Salou, en Tarragona.
Además de presentar buenas cifras año a año, el ejecutivo deberá arremangarse para deflectar la crisis laboral que ha llevado al parque temático a la inédita decisión de detener la venta de entradas durante un día completo. Es la primera vez en 30 años que ocurre.
No en vano, la protesta laboral de los sindicatos está afectando ya la reputación de la instalación. Y el momento no es cualquiera: en plena Semana Santa, cuando miles de turistas, también internacionales, pasarán por el complejo de atracciones aprovechando la pausa primaveral.
Los empleados reclaman mejoras en los salarios, mejor organización, estabilidad laboral y refuerzo de algunas posiciones. Se trata de reivindicaciones que deberían ser fáciles de negociar para la cúpula de PortAventura World.
Cabe recordar que se trata de un activo turístico de primer orden en Cataluña, que está en positivo, y que recibe el apoyo de las Administraciones públicas.
El resort ha logrado construir una auténtica experiencia de turismo de ocio, negocios --tiene instalaciones de reuniones corporativas de primer nivel--, acuático y de velocidad única en Europa. Además, ha logrado mantener una rentabilidad que no es habitual en el sector.
Ahora solo falta encauzar los problemas laborales. Es una china en el zapato que debería ser tratada ante de que escale o se cronifique. Va en ello la imagen del parque.