
El periodista y empresario propuesto por Junts, Miquel Calçada Olivella, durante la comisión consultiva de nombramientos para la elección de los miembros del Consejo de Administración y del Presidente de la Corporación RTVE
El victimismo de los dirigentes secesionistas y sus críticas a lo que llaman "opresión" y "expolio" de España hacia Cataluña entra con frecuencia en contradicción con sus respectivas situaciones personales. El hecho de que la Generalitat sea la administración del país que más dinero paga a sus mandatarios es un buen ejemplo de ello. Pero no el único.
Esa paradoja entre lo que se dice y la realidad que uno vive se da en muchos otros ámbitos por parte de políticos nacionalistas y personas afines de su entorno. Por ejemplo, en las empresas públicas en las que Junts per Catalunya y ERC han colocado a sus peones gracias a sus pactos con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Entre esas personas figura, por ejemplo, Miquel Calçada Mikimoto, consejero en RTVE a propuesta de Junts. De sobras conocido en Cataluña por su radicalidad secesionista desde hace décadas, quien antaño fuera estrella de TV3 y Catalunya Ràdio y empresario de la comunicación, ahora ingresa unos 105.000 euros anuales gracias a este último cargo concedido por el mismo Estado del cual reniega. El mismo sueldo, obviamente, que el resto de sus 14 compañeros en el consejo -entre ellos Sergi Sol, el candidato de ERC-, aunque en su caso se da una circunstancia curiosa: que es el más rico de todos ellos, según su declaración de bienes.
Y, a pesar de su muy bien remunerado cargo, Mikimoto continúa teniendo claro cuál es uno de sus principales cometidos en el ente: acabar con la presencia del en castellano en La 2 -un canal público bilingüe- y en las emisiones infantiles de Clan, donde también pretende imponer el monolingüismo en catalán, según anunció ayer Junts como parte de sus acuerdos del PSOE.
Las buenas remuneraciones obtenidas en -y gracias a- España no parecen haber mermado un ápice el sesgo identitario y excluyente de Calçada ni de sus padrinos políticos posconvergentes, visto lo visto.