Jordi de la Fuente, nuevo secretario general del sindicato de Vox

Jordi de la Fuente, nuevo secretario general del sindicato de Vox Cedida

Examen a los protagonistas

Jordi de la Fuente

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Es evidente que Jordi de la Fuente no es el perfil idóneo para dirigir el sindicato Solidaridad, la pata social y laboral de Vox. No lo es por tres razones: no por su abierto coqueteo con el neonazismo, algo que el electo atribuye al pasado. Lo pasado queda atrás, y el ahora responsable intermunicipal de Vox puede haber cambiado su vida, y tiene todo el derecho a ello. 

Las tres razones que lo hacen poco idóneo son que sigue siendo cargo electo del partido verde, que sigue investigado por el presunto asalto a un centro de menores no acompañados (menas) en Barcelona, y porque el dirigente se ha acercado peligrosamente, y ese movimiento ya es actual y no pasado, al expansionismo ruso. 

Por partes, De la Fuente coge el timón de Solidaridad siendo concejal de Sant Adrià de Besòs y diputado provincial. Algo inconcebible en otros sindicatos, un colectivo al que la fuerza verde habitualmente critica por subalterno a los partidos. Si CCOO o UGT tuvieran un secretario general electo de un determinado partido, se les afearía su falta de autonomía. Pues bien, eso pasará con Solidaridad a partir de hoy mismo. 

Dos, porque el ataque al centro de menas de Premià de Mar (Barcelona) sigue sub iudice. No es prudente nombrar al imputado hasta que se aclare ese inquietante episodio. 

Y tres, porque el político ha mostrado -y eso es reciente- cierta querencia por la postura imperialista rusa. Una posicion política extremista, máxime cuando la Unión Europea (UE) está debatiendo su rearme por la salvaje agresión bélica de Rusia contra Ucrania. Nombrar a un filorruso es un mensaje muy negativo por parte de Vox. Transmite compadreo con el mayor peligro para la seguridad europea en estos momentos. 

Por estos tres motivos, De la Fuente no es un buen candidato para liderar Solidaridad. Pero su partido no parece haberlo entendido.