Elisenda Alamany, secretaria general de ERC y líder del grupo municipal en Barcelona
La intransigencia y el sectarismo de las formaciones secesionistas en materia lingüística volvió a quedar ayer reflejada en su decisión de votar en contra de la concesión de la Medalla de Oro al Mérito Cultural a una de las actrices más populares de Barcelona: Loles León.
ERC y Junts se salieron con la suya y dejaron a la artista sin la merecida distinción del ayuntamiento de la ciudad en la que nació. Y todo, por haber defendido el bilingüismo en las escuelas expresando su rechazo la inmersión monolingüe obligatoria en catalán impuesta por la Generalitat en su sistema educativo.
La defensa del castellano -lengua oficial y materna de millones de catalanes- le ha pasado factura a León. Pero, al mismo tiempo, ha servido para retratar -una vez más- la intolerancia de republicanos y posconvergentes en cuestiones identitarias.
Igual de lamentable resulta, por razones distintas, el voto en contra de PP y Vox. Sus excusas para justificar su rechazo a la concesión de la medalla a la actriz fueron tan poco convincentes como igual de partidistas. Los primeros se escudaron en una supuesta "falta de consenso"; y los segundos, directamente, tildaron a León de "socialista".
Una vez más, políticos de uno y otro signo no supieron a estar a la altura al mezclar, por enésima vez, sus cuitas doctrinarias con cuestiones que nada tienen que ver con ellas. En este caso, la cultura y el arte. La amplia y contrastada carrera de una actriz y sus méritos profesionales poco les importan. Una auténtica pena.
