El emprendedor Christian Rodríguez ha logrado armar un venture builder exitoso en Barcelona. El directivo ha pasado por diversas empresas con éxito, como ByHours o Hawkers, antes de armar su propio proyecto.
Mutter Ventures ha cosechado una cobertura muy positiva de la prensa, en general, con hitos como la salida a un listing técnico de la Bolsa de París (Francia).
Ahora, Rodríguez cosecha su primer gran trompazo en un sector que desconocía y al que no ha podido arañar cuota de mercado. O escasa. Este traspié no debería ser ninguna mácula en su expediente, pues en el campo del emprendimiento, los éxitos y los fracasos son dos caras de una misma senda. Unos se necesitan de otros.
Eso sí, el patrono debería mostrar un punto más de humildad, toda vez que los operadores históricos de la logística sanitaria han mostrado que dominan la industria mucho mejor que él. Mutter tuvo una idea innovadora, lo cual es de loar, pero no la ha sabido desarrollar. O no ha podido, habida cuenta de que ésta necesitaba una inyección fortísima de capital.
El pinchazo de Rodríguez en el sector sanitario ni es último --su solución aún puede desarrollarse más-- ni debería definirle ni desanimarle, pero sí es un aldabonazo de alerta para que el empresario muestre un punto más de modestia.
A la postre, que uno falle en un sector muestra que los players establecidos no son tan flojos como uno preveía. Por ello, antes de levantar fondos, cabe estudiar las posibilidades reales de éxito de una idea. Es esa plausibilidad lo que aleja una solución disruptiva de la pura venta de humo.