La plataforma SOS Costa Brava ha pasado de ente de defensa de causas nobles a portavoz del no a todo. Y, por el camino, han surgido dudas sobre su operativa y las presiones a alcaldes de toda la franja litoral del norte de Barcelona y Girona.
Como el hecho de que un hermano de su portavoz y abogado en diversas causas, Eduard de Ribot, trabaje en la misma Generalitat de Cataluña, o que la marca-paraguas del despacho del letrado haya aumentado facturación en los últimos años a un ritmo vertiginoso. Coincidiendo con el letrado en la portavocía de la plataforma.
Los críticos de los ecologistas piden transparencia, declaraciones de conflicto de interés si las hubiera, y que cesen algunas presiones a corporaciones locales rayanas a la coacción.
Alegan que va en ello el crecimiento económico de la zona y, por ende, la creación de puestos de trabajo en el sector turístico, la primera industria de la región.
No en vano, SOS no sólo se opone a algunos planes urbanísticos, sino también a intervenciones estratégicas para España, como la instalación de molinos de viento en el mar.