Tres ciberataques en apenas un año han puesto en tela de juicio la protección de la que disponen los hospitales públicos catalanes. Los centros del Consorci Sanitari Integral, el Clínic Barcelona y ahora el Hospital de Berga y Fundació Sant Hospital han sido víctimas de los cibervándalos en apenas 14 meses, poniendo en riesgo datos sensibles de pacientes y trabajadores.
Se impone una red de seguridad más rocosa por parte de la Generalitat de Cataluña, en general, y de la Agencia de Ciberseguridad, en particular. Las brechas citadas no ayudan a generar confianza en la ciudadanía y los datos que han sido robados y divulgados son sensibles. El Govern debe apremiar en esta materia.