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La presidenta de Junts, Laura Borràs, es de mecha corta, en especial cuando se trata de desprestigiar al Estado español y, en particular, a la justicia. Ella, que pretendió mancillar al tribunal que la condenó por corrupción, pierde toda la credibilidad cuando responde ahora al Constitucional por la celeridad con la que ha resuelto el recurso de Carles Puigdemont sobre la orden de detención que pesa sobre él, por más que la decisión del alto tribunal sea excesivamente veloz, como indica la fiscalía.