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Educación tiene una patata caliente sobre la mesa a cuatro semanas del inicio del curso escolar, y es la de un profesor acusado de acoso. No hay ninguna sentencia firme que lo condene y, ante todo, debe prevalecer la presunción de inocencia, aunque hay soluciones que pueden contentar a todas las partes a la espera de una resolución judicial. En esto están en el Govern. Aun así, no tiene ninguna explicación que la consejería hoy liderada por Anna Simó haya tardado tres años en empezar a mover ficha y dotarse de un protocolo que marque qué hacer en situaciones como esta.