El Govern catalán ha dejado en manos de los ayuntamientos el control de la aplicación de las medidas excepcionales para combatir la sequía. En el caso de Calafell (Tarragona), su alcalde, Ramon Ferré, ha optado por un iniciativa extrema que vulnera la intimidad de sus vecinos. Utilizar drones para controlar si se llenan las piscinas es un atentado contra la privacidad.

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