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El Institut Català de Finances (ICF) apoyó la operación de Jordi Farré para entrar en el sector de la transformación cárnica. La iniciativa cumplió con los requisitos marcados por la organización pública para recibir el apoyo de las finanzas públicas, pero ha levantado polvareda por las dudas sobre si existe uso político de estas.
No se trata de una acusación nueva y la cúpula del ICF debería cuidarse de despejar cualquier sombra de duda. El ICF sólo es útil si sus operaciones se basan en criterios de oportunidad estrictos.