Investigadores catalanes han ensayado, por primera vez en Europa, una placenta artificial diseñada para salvar la vida a bebés ultraprematuros, es decir, aquellos que nacen antes de los seis meses de gestación. Este proyecto, liderado por el obstetra y ginecólogo Eduard Gratacós y desarrollado en los hospitales Sant Joan de Déu y el Clínic de Barcelona, pretende cambiar "radicalmente" el pronóstico de estos neonatos y conseguir ampliar su supervivencia hasta las cuatro semanas para que luego los bebés ya puedan seguir viviendo fuera de esta placenta en una incubadora.
Los científicos calculan que esta placenta podría someterse a estudios clínicos en humanos dentro de "dos o tres años". Son buenas noticias para los más de 25.000 bebés prematuros que nacen cada año en Europa y, también, para sus familias. Se trata de un hito histórico que merece ser aplaudido.