El doctor en sociologia Lluís Ballester lleva años investigando los efectos del consumo masivo de pornografía violenta en la infancia y adolescencia. El consumo de estos contenidos en edades cada vez más tempranas, asegura una de las voces más reputadas en este ámbito, está ligado con la comisión de agresiones y prácticas sexuales de riesgo. "El porno eleva no solo el riesgo de ser perpetrador de violencia, sino también de ser víctima”, subraya Ballester.
Por eso, insiste en la importancia de ofrecer a los más jóvenes una educación sexoafectiva de calidad, enseñarles a desarrollar masculinidades alternativas a las que les muestra el porno y limitar el acceso a este tipo de contenidos, que "deseducan" a los niños.