Sostenella y no enmendalla
No han sido pocos los que le han sugerido al líder de ERC, Oriol Junqueras, que igual debería haber presentado su dimisión tras la debacle electoral de las recientes municipales catalanas, en la que su partido se pegó un batacazo de los que hacen historia. Al hombre le han llegado esas voces, pero no se ha dado mucho por enterado: dimitir, como en el caso de tantos otros políticos españoles, es para el beato Junqueras un nombre ruso.
Siguiendo el ejemplo de fray Luís de León (como el meapilas que es), el beato ha optado por una actitud modelo “Como decíamos ayer…” y ha seguido a lo suyo, como si el tete Maragall no se hubiera dado un leñazo en Barcelona y Rufián otro semejante en Santa Coloma de Gramanet. En la línea de su jefe, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, tampoco se da prisa en adelantar las elecciones regionales, aunque lleve tiempo gobernando en minoría. Es como si los mandamases de ERC se hubiesen puesto de acuerdo para decir que aquí no ha pasado nada, que el plan de sustituir a la vieja CiU como fuerza política principal sigue adelante y que nunca hubo un invento tan brillante como el independentismo autonomista.
Cierto es que los neoconvergentes tampoco se llevaron muchas alegrías en las recientes elecciones municipales, pero sobreviven y van tirando mejor de lo que esperaba y pretendía ERC, aunque todavía sigan las instrucciones de un iluminado que vive en el quinto pino y al que le da mismo ocho que ochenta porque, total, él no tiene nada que perder y además se aburre mucho en su casita de la república que no existe. Sobre el hecho de que el doctor Trias no sea un independentista de piedra picada, sino un autorreconocido convergente pujolista de los de toda la vida, pues qué se le va a hacer, ¿no? Lo fundamental era pillar cacho, y cacho se ha pillado.
Si en algo están hermanados ERC y Junts x Cat es en la evidencia de que el independentismo va de capa caída, como se ha visto en las recientes elecciones. Una evidencia que esquivan cada uno a su manera. Los posconvergentes, guardando fidelidad al Hombre del Maletero, aunque cada día se le vaya más la olla. Y los republicanos aparentando que aquí no ha pasado nada y que seguimos en modo business as usual, una actitud que, justo es reconocerlo, el beato Junqueras la borda.
No contento con no dimitir, nuestro hombre ha formado tándem con Arnaldo Otegi y su Bildu para presentarse al Senado español (puede que aún queden algunos exetarras que colocar). Lo que viene siendo juntarse el hambre con las ganas de comer. Como enemigos del Estado, supongo que es lo que les toca, aunque nadie sepa muy bien para qué sirve el Senado y de la impresión de que las próximas elecciones generales no las va a ganar su socio a la fuerza Pedro Sánchez.
A diferencia de Ciudadanos y Podemos, ERC aún no ha entrado en la fase de derribo, pero se va acercando. Ni el partido ni su ideología pasan por sus mejores momentos. Y en esas situaciones, se supone que la militancia agradece cambios en la cúpula de la organización. Sin necesidad de verbalizarlo, el beato Junqueras les ha dicho a los suyos que, por lo que a él respecta, pueden esperar sentados, que la cosa va para largo. Y la victoria final, inevitable, un día de éstos.