Cierto independentismo vive de la gesticulación. Y el regreso de Clara Ponsatí lo alimenta. No hubo épica en su detención, que transcurrió como una seda, pues el activismo hace tiempo que está desfondado. La exconsejera de Educación fugada anunció a bombo y platillo su retorno, con la intención de que su arresto fuera captado por las cámaras. Así fue, pero las imágenes no tienen nada que ver con aquellos momentos de procesismo duro y violento de 2017. Los cinco minutos de gloria mediática tendrán sus réplicas en el futuro, pero serán pura nostalgia.