La afinidad ideológica de Pere Aragonès con Nicola Sturgeon es legítima. Ambos son dirigentes secesionistas. Otra cosa es que el presidente de la Generalitat alabe la gestión de la ya ex primera ministra escocesa porque ha sido bastante nefasta.

Al revés que la justicia le ha dado al segundo referéndum promovido por Sturgeon, se une ahora la polémica generada por su ley trans, que ha dividido a su propio partido, el SNP. Además, pretender convertir las futuras elecciones de su país en un plebisicito para la independencia de Escocia ha sido interpretado como un riesgo que ni los votantes ni el SNP han querido asumir.