El Gobierno ha decidido actuar sobre el precio de los alimentos vía impuestos, algo que parece mucho más saludable que la intervención pura y dura en el mercado que proponía la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. No cabe duda de que la medida de rebajar el IVA al 0% durante seis meses para los productos de primera necesidad tiene buena intención y será una ayuda para las rentas medias y bajas. Pero tampoco admite demasiados interrogantes el hecho de que llega tarde, cuando la inflación ya ha hecho estragos en los bolsillos de los ciudadanos como nunca antes en cuatro décadas y, sobre todo, cuando el efecto del recorte en los precios se ve por completo superado por las alzas.
No es la primera vez que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, termina por decretar una medida que no mucho antes descartó con el argumento de que no era posible llevarla a cabo, especialmente con la excusa de un veto de la Comisión Europea que, cada vez, resulta menos creíble.