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Hace bien Xavier Antich en desmarcarse de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Las movilizaciones convocadas por esta entidad independentista --contra la Constitución, contra la reforma de la sedición...-- responden al desespero de quien ya no sabe qué hacer para llamar la atención. Lo de la ANC es procesismo crepuscular. Pero hay que recordar que Òmnium, la entidad presidida por Antich, fue cómplice de la entidad durante los momentos más álgidos del desafío independentista. El tiempo dirá si ese divorcio secesionista es real o los antiguos socios vuelven a hacer de las suyas.