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Laura Borràs ha pasado de perder sus atribuciones como presidenta del Parlament a perder los papeles. La neoconvergente se ha dedicado a presionar a quienes han cuestionado la conducta de su hombre de confianza, Francesc de Dalmases. Sobre todo a Magda Oranich, autora del informe encargado por Junts per Catalunya (JxCat), quien ya no se le pone al teléfono "para no recibir gritos". Parece que a esta pareja de amigos les encanta abroncar a quienes no están dispuestos a rendirles pleitesía, sean periodistas, adversarios políticos o juristas.