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El Ayuntamiento de Barcelona presentó en julio un plan para echar a las discotecas del Frente Marítimo y, a cambio, ampliar unas dependencias del CSIC.
Ahora, la mayor de ellas, Opium, ha renovado la concesión hasta, como mínimo, enero de 2023. El gobierno local anunció un plan para unos locales que no eran de su propiedad y ahora su hoja de ruta dependerá del próximo gobierno municipal, en el que podrían no estar los comunes.
La estrategia desgranada por Jordi Martí, sexto teniente de alcalde, revela prisas, cuando no una más que mejorable definición.