Los médicos también se equivocan, pero un error en esta especialidad tiene consecuencias muy graves que en demasiadas ocasiones no son reparables. El fallo en el diagnóstico de Urgencias del Hospital de Calella que vivió E., una menor de cuatro años, casi acaba con su vida y ha tenido consecuencias sobre la salud y la vida laboral de sus padres.
Pero en lugar de tomar nota de lo sucedido, activar protocolos para evitar que se repita y ser sincero y transparente con los que han vivido esta terrible situación, la dirección de la Corporació de Salut del Maresme i la Selva, encabezada por Guix y de la que depende el hospital, ha mantenido el perfil bajo ante la familia. Tampoco resulta demasiado alentador que el CatSalut investigue qué ocurrió desde hace un año y, por ahora, tampoco haya abierto boca. Tanto secretismo no es de recibo y solo deja una alternativa a la familia: recurrir a la vía judicial.