El Ayuntamiento de Vilassar de Mar se equivocó al autorizar y no supervisar la yincana sexual y sobre drogas para menores que se celebró a finales de julio en el municipio y que ha levantado polvareda. Lo defienden los sexólogos ante la furia de algunos padres. La concejal de Juventud, Montserrat Gual, debería asumir responsabilidades.