Una cosa es establecer complicidades con el catalán emprenyat y otra andar enfurismat todo el santo día. La CUP se ha convertido en el partido del no a todo. A defender los derechos de los castellanohablantes, a aprobar los presupuestos de la Generalitat, a los Juegos Olímpicos de Invierno, al BCN World, a ampliar el aeropuerto... Tanta negatividad resulta ya muy cansina y los antisistema corren el riesgo de quedarse muy solos en el escenario de pactos tras las elecciones municipales. ¿Quién les necesita ya?