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Que en un programa de Catalunya Ràdio bromeen sobre una oyente que ha mandado un mensaje diciendo que "cogería una escopeta y se presentaría en el estudio" tras una entrevista a la diputada del PP Lorena Roldán es muy grave. Pero todavía es más grave el silencio de la dirección de la emisora pública --que ejerce Jordi Borda en funciones-- después de lo ocurrido. Lamentablemente, este episodio es una muestra más de la podredumbre moral y la decadencia en la que el nacionalismo ha sumido a Cataluña.