La propuesta de la Universitat de Barcelona (UB) de habilitar un sistema de traducción simultánea para evitar el paso del castellano al catalán resulta absolutamente ridículo y abunda en un rechazo a un bilingüismo que, durante años, se ha aplicado con absoluta normalidad en las universidades catalanas. Parece que el rector de la UB, Joan Guàrdia, quiere ser el alumno más aventajado del ideario monolingüe de la consejera de Universidades, Gemma Geis.