La insistencia de BBVA en apostar por Turquía como mercado estratégico sigue sin encontrar el refrendo del mercado, que penaliza con dureza al valor desde finales del pasado año, cuando decidió destinar parte de su exceso de capital en ampliar su participación, que ya era de control en Garanti. Con una más que preocupante situación macroeconónica, la divisa turca no deja de desplomarse y, como consecuencia, hacer lo propio con la valoración de una filial en la que la entidad española ya ha invertido más de 8.400 millones en 11 años. Bien es cierto que el actual presidente, Carlos Torres, recibió la herencia de Francisco González, que fue quien se empeñó, para sorpresa de propios y extraños, en la entrada en Turquía. Pero en su debe está el darle continuidad y redoblar la apuesta en contra de todas las señales y de los intereses de los accionistas del banco.