Celsa ha conseguido un respiro económico del Juzgado de Primera Instancia 6 de Madrid, la sala que ha avalado que la acerera aplazara el plazo de la deuda amortizable a la que tenía que hacer frente durante los momentos más duros del Covid “por causas de fuerza mayor”.
El grupo presidido por Francesc Rubiralta respira tranquilo, pero no se puede dormir en los laureles. Debe presentar una solución financiera sólida para el futuro de la compañía que le evite mayores en el medio y largo plazo, la tranquilidad que se intenta conseguir a través de SEPI. Este es el gran reto de los gestores de la compañía.