El debate sobre la salud sexual y reproductiva de la mujer y su excesiva infantilización en el sistema sanitario actual también incide de lleno en revisar los partos. Erradicar la violencia obstétrica también pasa por revisar el alto número de cesáreas que se practican en todo el país, cuestión que cada vez está más en mente de las direcciones de los hospitales y que beneficia de forma directa a las madres, que en demasiadas ocasiones sufren en un momento que debería ser, sobre todo, respetado.
Por eso se debe reconocer el esfuerzo del Hospital Sant Pau de Barcelona para brindar la posibilidad de las madres que han pasado por dos cesáreas de intentar un parto vaginal y romper de este modo con la obligatoriedad de sufrir una tercera intervención de forma obligatoria. Las evidencias científicas apuntan a que no se debe descartar de entrada intentarlo y que cada mujer es un mundo, por lo que se recomienda una aproximación más individualizada. En el centro sanitario de la capital catalana, así se pretende hacer.