Jesús Gascón Catalán
Hacienda ha publicado su lista anual de morosos. La Agencia Tributaria apuesta de este modo por una medida que añade transparencia a su gestión y que, tal y como reconocen los responsables del propio organismo, está pensado para amedrentar a los que aparecen en ella para cumplir con sus obligaciones con el fisco.
Con todo, si se analiza al detalle, su utilidad más allá de un ejercicio de claridad sobre su gestión que es necesario está en entredicho. Hacienda no es infalible, y los incumplimientos que habían señalado a personajes tan conocidos como el del futbolista Gerard Piqué han sido desestimados por los tribunales en un correctivo importante a los métodos que usa el fisco. Sin entrar en que el 90% de las empresas privadas que señala son sociedades fantasma que nunca abonarán las cantidades adeudadas porque, simplemente, o han sido liquidadas o están en el limbo de un concurso de acreedores de difícil arreglo.
La lista de morosos es un elemento morboso que ha puesto en aprietos a más de uno de los que aparecen allí, que han tenido que dar muchas explicaciones públicas. Pero también es una muestra de las carencias de la Agencia Tributaria.