Barcelona está a un paso de quedarse sin el Primavera Sound por lo que parece que es un problema de gestión política que afecta de forma directa al PSC. Es cierto que las palabras de los organizadores del festival para mostrar su malestar al no poder cerrar conciertos para 2023 suenan demasiado a un ultimátum al Ayuntamiento y que ahora es difícil llegar a puntos de encuentro. Tanto, como que los argumentos esgrimidos por el consistorio suenan demasiado a decisión electoral estratégica ya que el distrito de Sant Martí es uno de los principales feudos socialistas de la ciudad.
Los vecinos acusan hartazgo por los eventos que tienen lugar en el Fórum y el festival de música internacional es el más importante que tiene lugar en esta parte de la ciudad. También es el que genera un mayor retorno económico a la ciudad (y a nivel metropolitano) y elemento dinamizador de la cultura local. Los de Jaume Collboni se deben emplear para que no se pierda, aunque eso empiece en buscar un acuerdo interno en el equipo de gobierno.