Marta Ortega llegará a la presidencia de Inditex con el aval de los 15 años que lleva preparándose para ese momento, un periodo en el que ha tenido la posibilidad de conocer la empresa por dentro desde la labor de dependienta de un establecimiento hasta su actual desempeño como responsable de marca y diseño de moda de Zara, la marca señera del grupo. Pero también con el pesado lastre que supone el reto de mantener el listón que tan alto ha dejado el aún presidente, Pablo Isla, bajo cuay gestión la empresa ha triplicado su tamaño en bolsa.
Por el momento, la hija menor de Amancio Ortega, fundador y accionista mayoritario de la compañía, genera no pocas dudas en el mercado, como ha quedado de manifiesto por la reacción claramente bajista de la acción tras el anuncio del futuro relevo. Los inversores no entienden de expectativas sino de certidumbres. Y de éstas, por ahora, Marta Ortega tiene pocas para ofrecer.
Bien es cierto que la respuesta bursátil tiene más de lamento por la marcha de Isla que de recelo por la llegada de la nueva presidenta; pero también lo es que la magnitud del desafío puede suponer un obstáculo difícil de superar para la encargada de representar a la segunda generación de los Ortega en Inditex.