Después de una tragedia como la del incendio que se llevó cuatro vidas en un local de la plaza Tetuan, la máxima prioridad debería ser evitar que algo así vuelva a repetirse en el futuro. Para ello, es necesario identificar qué ha fallado, por qué los servicios sociales municipales, que tenían constancia de la situación de vulnerabilidad de la familia fallecida, no lograron encontrar un alojamiento más digno para los afectados, y qué medidas y correcciones pueden adoptarse.
Para mejorar, es imprescindible ser capaz de reconocer los problemas. Lamentablemente, el Ayuntamiento de Barcelona lleva demasiado tiempo instalado en una actitud impermeable a cualquier crítica. Culpar de lo ocurrido al banco propietario del local, como hizo la alcaldesa Ada Colau, para desviar la atención y echar balones fuera, no es el camino. Tanto el cierre de sucursales bancarias como la precariedad de demasiadas familias que viven en Barcelona son problemas mucho más complejos que no se solucionan con declaraciones en caliente.