Lleida, como el resto de los municipios de España, ya ha encendido las luces de Navidad, pero, en su caso, ha añadido unos adornos con tintes separatistas y excluyentes a la decoración de la ciudad: los lazos amarillos que rodean el abeto situado delante del consistorio. Un consistorio del que, por cierto, también cuelga uno de estos símbolos independentistas. Parece que al alcalde, Miquel Pueyo, no le importan ni la neutralidad de las instituciones ni las fiestas ni siquiera los niños.