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Josep Gonzàlez Cambray amaga con la desobediencia y se arriesga con ser inhabilitado como le sucedió al expresidente Quim Torra. Al consejero de Educación le pueden más los criterios soberanistas e identitarios a la hora de analizar la sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a impartir un 25% de clases en castellano. Flexibilizar la inmersión, como defendía su predecesor en el cargo, Josep Bargalló, hubiera sido una medida razonable. Lo que Cambray defiende es confrontación.