La decisión del consejo del BBVA, presidido por Carlos Torres de lanzar una opa para adquirir el 50% que aún no controla de su filial turca Garanti pone de manifiesto que la entidad no ha sido capaz de encontrar en 12 meses una alternativa para destinar parte el exceso de capital generado por la venta de su negocio en EEUU fuera del entorno del propio banco. Cabe recordar que la otra operación anunciada en este sentido ha sido un programa de recompra de acciones, en el que prevé invertir 3.500 millones de euros.
La entidad ha insistido de forma reiterada en que no invertiría de forma precipitada sino sólo con la seguridad de que la operación generara valor para el accionista. No obstante, no parece la mejor opción redoblar la apuesta por un mercado como el turco, con notables potenciales pero también con riesgos más que evidentes, como ha podido comprobar el BBVA de primera mano en multitud de oportunidades, cuando su cotización ha padecido los efectos de los desplomes de la lira turca o las tensiones políticas en el país otomano.
En cualquier caso resulta significativo que la entidad no haya encontrado mejores opciones de inversión en un entorno que todos los ejecutivos del sector coinciden en señalar como muy complicado pero, al mismo tiempo, plagado de oportunidades. No todos los días se tienen en cartera casi 10.000 millones de euros para invertir y hacerlo en parte en una entidad cuyos resultados ya consolidan en su totalidad en las cuentas del BBVA es síntoma de una oportunidad perdida de la que más adelante la entidad podría arrepentirse. ¿Seguro que sólo vale invertir en sí mismo?