El director de TV3, Vicent Sanchis, tenía suficientes indicios de que el humor irreverente que aseguran practicar Jair Domínguez y Lluís Jutglar, alias Peyu, supera esta categoría (o no llega a ella). Se han hecho un nombre (y han abultado su cartera) con chistes en los que agudizan el ingenio para decir de formas distintas "puta España" y mofarse de la monarquía. Pero hay una diferencia grande entre el humor y la sátira y pedir entre bromas las felaciones de una mujer (la reina Letizia) y menores de edad (sus hijas).
La televisión pública catalana ha reaccionado a tiempo y ha frenado un pretendido gag que en 2021 solo puede ser tildado de profundamente machista y que, en el mejor de los casos, roza la pedofilia. No solo eso, Sanchis ha dado la cara con una explicación pública de por qué los medios (y especialmente los públicos) no pueden permitir este tipo de contenidos en su programación. Si algo nos debe preocupar es que esta justificación aún sea necesaria.