La Agencia Española de Medicamentos, dirigida por María Jesús Lamas, ha rectificado por tercera vez sobre un listado de cremas de protección solar de las que había pedido la retirada en julio. En ese momento se indicó que había un desfase entre el nivel de filtración de los rayos perjudiciales que anunciaban que brindaba y el real. Ahora, tres meses más tarde, el instituto oficial reconoce que realizó una comprobación superficial y limitada para lanzar una conclusión tan radical y que podría haber errado.
Al final, quien sale perjudicado son los ciudadanos. Si algo queda claro en este caso es que el organismo que debe velar por los intereses de los consumidores tiene en mente otras prioridades que no son, precisamente, brindar garantías a la población. ¿A quién defiende?