Eloi Badia no se le recordará como a un político que sepa escuchar las quejas vecinales y modificar políticas que tutela desde su ámbito. Implementar la recogida de basuras puerta a puerta en el barrio de Sant Andreu es el último ejemplo de ello.

Ante las protestas de quienes viven en una zona cuya degradación es visible e incrementa cada día, los comunes solo han sido capaces de activar a sus palmeros y asegurar que no modificarán ni una coma de sus planes y los llevarán a nuevas zonas de la ciudad. El comportamiento que se debería evitar siempre en política.